¿Será que….?

Michelle Saade
2 min readApr 28, 2021
Photo by brbrihan on Unsplash

¿Fui muy simpática? ¿Muy expresiva? ¿Será que me reí mucho? ¿Será que le hice pensar que yo quería? ¿Será que…?

Miles de preguntas y pensamientos que rondaron por mi cabeza aquel 19 de diciembre de 2020. El día que me convertí en víctima de abuso sexual.

Al principio, como mecanismo de defensa, lo minimicé. Lo contaba entre risas nerviosas o pasaba del tema. Me decía a mí misma que no era tan grave, que tal vez era una exageración denunciarlo. Que “esas cosas pasan”.

No puedo contar muchos detalles porque estoy a la espera de un juicio y puede caer en mi contra lo que diga en caso de que, pues, no me crean (al fin y al cabo, es una denuncia en contra de dos policías municipales de Madrid). Sin embargo, quiero plasmar en palabras lo que puede que muchas de ustedes hayan sentido.

Los días siguientes me sentí muy mal. Sentí que pude haberlo evitado. Que pude haber dicho algo. Que pude haber preguntado si un policía podía hacer eso. Pero eran dos personas de autoridad y simplemente te quedas helada.

Sentí mucha culpa y aún, a veces, me engaña la mente. Me pregunto si “será que yo fui muy…”

Pero es que aunque hayas sido lo que sea, NADA justifica un abuso de ningún tipo. Y en mi caso, no solo es abuso sexual sino abuso de autoridad. Personas que, uniformadas de policías — quienes deberían protegerte — , se aprovechan de ti.

Después de haberlo pensado muchas veces, denuncié. Agradezco a todos mis amigos por haberme dado el coraje para hacerlo. Lastimosamente, a las víctimas de abuso sexual, luego se les trata como si fuesen las victimarias. No solo sufres el abuso sino que luego cuestionan tu integridad, tu responsabilidad en el asunto y te dejan inclusive en un estado peor (mentalmente). No me extraña que tanta gente se quede callada.

Pero te escribo a ti, amiga, para decirte que el silencio solo los protege a ellos. Que el silencio no va a cuestionarte; pero si no alzas tu voz, tú vas a preguntarte toda la vida si se hubiese hecho justicia de tú haber hablado.

Tu palabra vale. Tú vales. Nada que hayas dicho, la ropa que hayas usado o la entonación de tus palabras podría justificar que alguien abuse de ti. NADIE. Y quien justifique un abuso con esto, es simplemente un abusador más.

Espero que encuentres paz en que no hubo un “será que…”. En que NO fue tu culpa. Y en que poco a poco el mundo mirará la situación desde nuestro lado.

Espero que algún día no tengamos ni que dudar de denunciar estas cosas porque se nos tratará como las perjudicadas. El día en que valdremos. El día en que el resto del mundo te crea.

Pero hasta entonces, yo sí te creo.

--

--